Nos encontramos en la habitación del hotel, deseando que pasara.
Habíamos estado días esperando el momento, la paciencia era nuestra virtud y mirándonos disfrutando aquel único momento de la primera vez.

Sin un hola, nos empezamos a desnudar, él a mí y yo a él… sin besarnos, sin tocar nuestra piel, solo mirándonos pensando cómo y cuándo soltaríamos aquella contención.

Cuando nos deleitamos en el desnudo, y todavía sin besarme, me estiró en la cama, para empezarlo todo del revés…

Él estaba duro, yo muy mojada de la intensidad del momento, mi cuerpo reaccionaba a la pasión y a la imaginación, se puso encima de mí, abrió mis piernas y sin decirme nada y mirándome a los ojos, me penetró profundamente… a partir de aquí todo se desbocó, me besó intensamente, su lengua se encontraba con la mía y se hacían fiestas de saliva, casi no podía respirar, las convulsiones de placer eran continúas le cogí y apreté las nalgas acompañando sus movimientos, era un baile en cuatro tempos.